• Ei tuloksia

Al llegar a los ejemplos de las relaciones de parentesco (ejemplos (105) a (111) abajo) no se puede hablar ya de control ni de posesión pura, pero aun así cabe poca duda de que esta sea una relación posesiva. Recordamos que las relaciones de parentesco pertenecen a la llamada posesión inalienable (INAL) de Heine (1997: 34), que forma parte del segundo círculo de la jerarquía (cf. la Figura 13, supra). Cabe notar que entre los ejemplos de este grupo aparecen 23 términos de parentesco (o parecidos) entre los 308 ejemplos en total. Más de la mitad de estos ejemplos se reparte entre los términos más frecuentes, hijo (77), madre (29), mujer (21)66, sobrino (13), hermano (10), padre (9), etc. Al lado de las relaciones de parentesco aparecen las relaciones de amistad (ejemplos (112) a (114)) o enemistad (115), que, aunque son bastante similares a los anteriores, tal vez ya no deban considerarse casos de la posesión inalienable, pues si en algo difieren los amigos de los parientes es que aquellos son elegibles.

(105) el fijo del señor de la hueste (Zifar)

(106) A la sazón tenía ya dos vástagos del arriscado madrileño (Sombrero, 30)

(107) madre de Jesu Christo que mamó leche mía; (Milagros) (108) replicó el padre del niño-, que tampoco suena bien Sancho

Ravancho (Campazas, 4)

(109) La mugier de Myo Çid e sus fijas las ynffantas (Cid)

(110) Quiere saber su tío de usted lo que hay en esto, y quiere (Niñas, III)

(111) los parientes de la moça (Zifar)

66 Si bien el término mujer no forma parte de las relaciones de parentesco en sentido estricto, tanto por su significado como por su contexto de uso corresponde claramente a los demás términos de parentesco, motivo por lo cual hemos decidido incluirlo en este grupo y no, por ejemplo, en el anterior. De hecho, en la acepción 5 de la entrada ‗mujer‘ en el DRAE aparece la siguiente definición: ―mujer casada, con relación al marido‖, lo cual parece indicar que se interpreta como término de parentesco.

(112) ese pelao del don Pablo con el novio de mi hija, que es catedrático de Psicología, (Colmena, 1)

(113) E mucho te aprouecharás siendo amigo de Sempronio.

(Celestina, 1)

(114) Los compañeros de los heridos, que tales los vieron, comenzaron desde lejos a llover piedras sobre don Quijote (Quijote, III)

(115) diablo, enemigo de Dios y de la su ley (Corbacho, 1)

C) Extensiones

Aparte de los ejemplos de miembros de la familia en sí poco llamativos por ser tan obvios, aparecen algunos casos interesantes, que nos demuestran cómo también en esta categoría son posibles las extensiones semánticas a partir de la relación típica:

(116) Eugenia, o son dos, una la mía y otra la de su novio? (Niebla, X) (117) ¡Bueno está su Lucas de usted! -replicó el alcalde-. En fin, vamos

andando (Sombrero, 24)

(118) honestidad es hermana de vergüenza (Corbacho, 8)

(119) ¡Quemada seas, alcahueta falsa, hechizera, enemiga de onestad, causadora de secretos yerros! (Celestina, 4)

(120) Dios me perdone, que jamás fui enemigo de la naturaleza humana sino entonces. (Lazarillo, 2)

(121) expresaba que el recién nacido era un bastardo de su casa, cuya circunstancia determinó a los astrólogos (Teatro, Astrología §6)

Aquí notamos cómo, por un lado, se extiende la relación de parentesco a casos parecidos a la amistad, pero donde aparecen simplemente nombres propios como el elemento poseído ((116) y (117)). Por otro lado, los términos de parentesco, como hija y hermana (ejemplos (92) y (118)) también poseen una interpretación metafórica, por lo que permiten que el poseedor sea abstracto.

Algo parecido ocurre, claro, también en el ejemplo (119) con enemiga, que tiene una aplicación en el campo abstracto de las capacidades mentales de los sentimientos y las actitudes (cf. Bosque 2002: 88). Es llamativo que la mayoría de los ejemplos con enemigo de nuestro corpus tengan esta interpretación figurada, mientras que para amigo la relación de amistad entre personas es más frecuente. Finalmente, el término bastardo aparece en (121) con un matiz que siempre es posible cuando se trata de los términos de parentesco, pero que raramente se actualiza de forma tan destacable. Se trata, claro, de la idea de procedencia hereditaria, actualizada aun más por la aparición de casa como representación figurada de la idea de la familia. Son ejemplos como este, pues, los que dejan constancia inequívoca de la relación estrecha entre las ideas de procedencia y posesión.

Antes de cerrar este apartado cabe hacer algunos comentarios acerca de la dimensión histórica de los ejemplos de esta categoría, cuyas líneas generales de evolución se presentan en la Figura 16. Destaca la clara disminución de

estas relaciones entre la época medieval y los Siglos de Oro, mientras que a partir del siglo XVIII vuelven a experimentar un paulatino aumento. En términos generales, pues, las frecuencias de esta categoría no se relacionan mucho con las de la categoría posesiva en conjunto67.

0,0 % 0,5 % 1,0 % 1,5 % 2,0 % 2,5 % 3,0 % 3,5 % 4,0 % 4,5 % 5,0 %

sXIII sXIV sXV sXVI sXVII sXVIII sXIX sXX

% de ejemplos por época

Figura 16. Frecuencia de las relaciones de parentesco y otros casos de poseído animado, poseedor animado.

En un nivel algo más detallado, notamos, en primer lugar, cómo los ejemplos que incluyen poseídos humanos, del tipo los de Myo Çid, son claramente más frecuentes en los textos tempranos. Abundan en los siglos XIII y XIV expresiones como cavalleros, vassallos, compannas y compañeros de alguien, mientras que en los siglos posteriores los seres humanos poseídos son raros. Este hecho corresponde a la constatación de Huerta (2009: 649), según la cual ―el quiebre porcentual de presencia de FN poseídas no humanas se da […] en el siglo XVIII‖, refiriéndose al hecho de que desde el siglo XVIII en adelante se nota una presencia cada vez mayor de sustantivos poseídos no animados. La excepción a esta tendencia, al menos en nuestro corpus, son las menciones que hace Feijoo de esclavos de los romanos (ejemplo (94)) y los soldados de Alejandro así como la Eugenia de Unamuno (ejemplo (116)). De hecho, ejemplos de este último tipo solo aparecen en las obras de época moderna. En cambio, la mayoría de los animales poseídos se encuentra en el Quijote, pero tanto en época temprana como tardía aparecen ejemplos del tipo el cavallo del muerto (ejemplo (90)). Estas líneas generales pueden observarse en los datos que se presentan en la Tabla 6 (abajo).

En segundo lugar, los términos de parentesco se expanden poco sorprendentemente por todas las épocas sin grandes variaciones. Sin embargo,

67 Ello se nota también en el hecho de que el coeficiente de correlación entre esta categoría y la relación posesiva global tiene valor negativo, de un -0,21.

no podemos resistir la tentación de mencionar al menos algunos casos bastante curiosos. Así, por ejemplo, cinco de los seis ejemplos de hijo/a de en Corbacho son casos de la expresión hijo de puta (con algunas modificaciones).

Obviamente, esta expresión no es exclusiva del Corbacho, sino que aparece también en Milagros, Lazarillo y el Fray Gerundio de Campazas. También pueden mencionarse los ejemplos tempranos de la actual palabra hidalgo, que en los siglos XIII y XIV todavía aparece como hijo dalgo, así en el Zifar:

(122) ay grant gente de fijosdalgo (Zifar)

Ambos estos ejemplos, hijo de puta y hijo dalgo, con sustantivos poseídos y poseedores indeterminados, recuerdan asimismo los nombres compuestos, algo que revela perfectamente el hecho de que la forma hidalgo constituya una sola palabra en la actualidad.

Poseído animado concreto

Relaciones de

parentesco Extensiones Total n

siglo XIII 42 % 55 % 3 % 100 % 71

siglo XIV 30 % 60 % 10 % 100 % 73

siglo XV 19 % 57 % 23 % 100 % 47

siglo XVI 40 % 33 % 27 % 100 % 15

siglo XVII 44 % 38 % 18 % 100 % 34

siglo XVIII 33 % 43 % 24 % 100 % 51

siglo XIX 24 % 60 % 16 % 100 % 50

siglo XX 10 % 78 % 12 % 100 % 58

Promedio 29 % 56 % 14 % 100 % 399

Total 117 225 57 399

Tabla 6. Frecuencias de los diferentes tipos de relaciones posesivas del tipo poseído animado, poseedor animado.

Volviendo a los datos de la Tabla 6, notamos que el tipo predominante de esta categoría son las relaciones de parentesco, con más del 50 por ciento de los ejemplos identificados. Con respecto a estas relaciones, destaca el hecho de que las mayores frecuencias de uso se registran en los siglos medievales y en los últimos dos siglos de nuestro corpus. Esto parece relacionarse con una mayor frecuencia de los dos tipos restantes justamente en la época intermedia, es decir, entre los siglos XVI y XVIII. Con respecto al tipo A, es decir, la relación que más se asemeja a la posesión prototípica (apartado 2.1.1), se nota una clara disminución de su frecuencia a partir del siglo XVIII, lo cual parece explicarse por el hecho de que se hacen menos frecuentes las referencias a las pertenencias animales y/o humanos.

Finalmente, hay que mencionar que las llamadas Extensiones semánticas de los dos tipos básicos encuentran sus mayores frecuencias de uso justamente en aquellas obras que tienen una temática religiosa y/o filosófica, lo que es el

caso del Corbacho, el Teatro crítico universal y el Fray Gerundio de Campazas, lo que se refleja en las cifras de los siglos XV y XVIII. Con respecto al siglo XVI, hay que recordar que se trata de un número muy reducido de ejemplos, todos los cuales son casos de amigo o enemigo de algún concepto figurado, como revela el ejemplo (120), enemigo de la naturaleza, presentado arriba.

2.1.3. Dominio/señorío: poseedor inanimado, poseído animado

La tercera de la serie de categorías de la relación posesiva difiere de las dos anteriores en que no cuenta con un sustantivo animado en el SP regido que pueda interpretarse fácilmente como dueño o propietario de algo. Sin embargo, mediante una interpretación metafórica (personificación, cf. Lakoff &

Johnson 1980: 71-72) del elemento poseedor esta categoría constituye una continuación obvia de la posesión prototípica. En lugar de persona, el elemento poseedor representa una entidad geográfica y/o política. Como es bien sabido, este tipo de conceptos son frecuentemente tratados como personas en el habla, todo lo cual encuentra una motivación obvia en cuanto las instituciones políticas a menudo poseen personería jurídica, es decir, son jurídicamente equivalentes (o incluso más) a personas (cf. Kövecses 2000). Si en esta categoría el elemento poseedor no es un ser animado propiamente dicho, sí lo es el elemento poseído, que representa generalmente distintos tipos de cargos profesionales, relacionados con lo que hoy en día llamaríamos trabajos, como rey, señor, gobernador, secretario.

En este punto huelga decir algo sobre los datos numéricos y la variación diacrónica de este contexto de uso de la preposición de. En general, los 279 ejemplos de esta categoría pueden categorizarse bastante bien en cuatro subtipos diferentes, a saber:

A) Lugar geográfico

(123) Aquel rey de Marruecos aiuntaua sus virtos. (Cid) B) Instituciones/lugar de trabajo

(124) una casada con un subalterno del Ministerio de Obras Públicas, (Colmena, 1)

C) Súbditos

(125) fui para ella Don Félix de Toledo, oficial de un regimiento, estimado de mis jefes y hombre (Niñas, III)

D) Dominio figurado

(126) El rey de los pecados soberbia es llamado, de todos es señor e príncipe coronado; (Rimado, Pecados)

Como revelan estos cuatro ejemplos elegidos como representantes típicos de cada subcategoría, la diferencia entre ellos reside, esencialmente, en la diferente naturaleza del complemento de de, es decir, si este denota un lugar geográfico, una institución político-social, un conjunto de personas o una entidad figurada/abstacta. Como revela el ejemplo (125), el incluir el grupo de

los súbditos, típicamente personas animadas, en esta categoría supone una leve contradicción a la clasificación; sin embargo, dado que existe una evidente relación semántica entre los cuatro subtipos, nos parece que esta decisión otorga más coherencia interna a las categorías.

Otro detalle interesante con respecto a esta categoría es que en el caso de tres de los cuatro subtipos, los ejemplos corresponden claramente a una u otra época. Así, los ejemplos abstractos (grupo D) y los que tinen una clara referencia geográfica (grupo A) son más frecuentes en la época temprana, mientras que los llamados ―puestos de trabajo‖ (grupo B) corresponden más bien a la época posterior al XVIII. Conforme a ello, se puede constatar que el abanico de sustantivos núcleos encontrados es variado, y esta variación aumenta con el paso del tiempo. Por ejemplo, en el siglo XIII son tres los sustantivos usados, a saber, rey, señor(a) y príncep, mientras que el siglo XVIII presenta 24, entre las que faltan tanto señor como príncipe. Esta variación se presenta en forma numérica en los datos de la Tabla 7:

Lugar

geográfico

Instituciones, lugar de

trabajo Súbditos Dominio figurado Total n

siglo XIII 66 % 3 % 21 % 10 % 100 % 29

siglo XIV 59 % 7 % 31 % 3 % 100 % 97

siglo XV 19 % 4 % 30 % 48 % 100 % 27

siglo XVI 60 % 20 % 10 % 10 % 100 % 10

siglo XVII 52 % 0 % 17 % 31 % 100 % 29

siglo XVIII 43 % 41 % 14 % 2 % 100 % 44

siglo XIX 38 % 33 % 29 % 0 % 100 % 21

siglo XX 0 % 50 % 41 % 9 % 100 % 22

Promedio 46 % 17 % 25 % 11 % 100 % 279

Total 129 47 71 32 279

Tabla 7. Frecuencias relativas de los diferentes tipos de relaciones de dominio/señorío.

Ahora bien, aunque el vocabulario parece ir en aumento, lo mismo no se puede decir de la frecuencia de la relación de dominio/señorío. En la Figura 17 aparecen las cifras correspondientes a los diferentes siglos.

Observamos cómo, exceptuando el pico extremo del siglo XIV —que se debe al uso repetitivo de ciertas construcciones en el Zifar68—, no hay indicios de que este contexto haya aumentado con los años, más bien lo contrario69. No obstante, la variación entre un siglo y otro es considerable, especialmente en la

68 Se trata de las siguientes expresiones la señora de la villa y el señor de la hueste que aparecen 39 y 20 veces respectivamente. Así, estas dos expresiones constituyen el 69 por ciento de todos los ejemplos de esta categoría del Libro del Cavallero Zifar y el 63 % del siglo XIV.

69 El coeficiente de correlación tiene valor negativo, -0,12.

época medieval, por lo que es importante no sacar conclusiones decisivas sobre este respecto.

0 % 1 % 1 % 2 % 2 % 3 % 3 % 4 % 4 %

sXIII sXIV sXV sXVI sXVII sXVIII sXIX sXX

% de ejemplos por época

Figura 17. Frecuencias de las relaciones de dominio/señorío.