• Ei tuloksia

Finalmente, los ejemplos del tipo que hemos llamado complementos de clase constituyen el grupo más heterogéneo y más numeroso de esta categoría (el 39 %, 328/841) e incluye relaciones varias: desde casos de complementación adjetiva (o, al menos, pseudo-adjetiva) a casos de puros sustantivos compuestos, pasando por varios tipos de ejemplos intermedios.

Como iremos viendo, los complementos de clase a veces pueden relacionarse con las expresiones de materia, otras veces se asemejan mucho a los complementos de cualidad y, poco sorprendentemente, también pueden traer matices de pertenencia/origen y/o de partitivo. Debido al considerable número y variación de ejemplos, en lo que sigue nos limitaremos a comentar los ejemplos más llamativos, que pueden dividirse en cinco tipos, que iremos presentando a continuación.

El primero de ellos consiste en construcciones que se caracterizan por llevar como complemento un sustantivo indeterminado que especifica el tipo o la clase del núcleo de manera muy parecida a como lo hacen los complementos de cualidad que acabamos de ver, de ahí la denominación de pseudo-cualidad. Esto puede observarse en los ejemplos (423) a (431):

Pseudo-cualidad

(423) en puerto de mar yaze rica de grand manera, (Milagros)

(424) y no sientes las cosas de honra, en que el día de hoy está todo el caudal de los hombres de bien (Lazarillo, 3)

(425) Tanto, que ni en los perezosos días de verano, ni en las cansadas noches del invierno (Desengaños)

(426) ni quise exponerla a que las miras de interés, y no el amor, la inclinasen a favorecerme (Niñas, III)

(427) tú mismo no eres sino una pura idea, un ente de ficción... (Niebla, X)

(428) Miró al vigilante con cara de sueño. -¿Hay novedad? -preguntó, (24, Conserje)

(429) No quería recordar siquiera los años de tristeza y soledad; (24, Él)

(430) un bote, que saltó con un ruido de metal. (24, Niña)

(431) Cuando fuera mayor sería oficial de primera en la carpintería;

(24, Niño)

Es posible apreciar matices varios en los diferentes ejemplos. Así, en el ejemplo (423) se detecta una referencia geográfica debido a la naturaleza del complemento mar, mientras que en el ejemplo (430) hay un matiz separativo o de origen: el ruido es uno que típicamente sale de los objetos de metal. El carácter cualitativo de los complementos queda patente por el simple hecho de que, en la gran mayoría de los casos, son sustituibles por adjetivos: ruido metálico, ente ficticio, puerto marítimo, días veraniegos, cara soñolienta, etc. En todos estos casos, el sustantivo núcleo absorbe parte del área abstracta de la cualidad expresada por el sustantivo regido. Sin embargo, hay algunas excepciones: por ejemplo, los años de tristeza no corresponden realmente a años tristes y solitarios, pues aquí las cualidades abstractas no se refieren en realidad al núcleo años, sino más bien al sujeto animado de la oración, es decir, el que experimenta de la tristeza y la soledad. Y, el hecho de experimentar dichos sentimientos lo relaciona con determinado momento, de modo que la denominación de pseudo-cualidad parece bastante acertada en este ejemplo. El ejemplo (431), por su parte, podría tal vez haberse incluido en el grupo de complementos de cualidad propiamente dicho, pues del complemento primera parece haberse omitido el sustantivo clase. Es decir, el oficial sería uno de los que pertenecen a la categoría de la primera clase.

El segundo tipo de ejemplos son los que hemos llamado sencillamente complementos de tipo/clase. Como demuestran los ejemplos (432) a (440), estos complementos determinan la clase específica a la que pertenece el núcleo, pero sin que se pueda hablar de complementos de cualidad. Así, estos ejemplos se acercan ya a la mera combinación de dos sustantivos propia de los compuestos, con la diferencia de que se vislumbra la idea de posesión a través de la relación de pertenencia a los conjuntos genéricos denotados por los complementos. Pero se conservan también algunos indicios del carácter adjetival de la complementación, solo que tales adjetivos no siempre existen.

Tipo/clase

(432) paresçía muy alongado de la carrera de salvación; (Lucanor, III) (433) se matan […] doscientos hombres, entre delincuentes y esclavos

de tributo, para plato del rey (Teatro, Voz §5)

(434) ¿Y cómo se compadecía semejante aparato de vigilia y de sociedad con el silencio de muerte que reinaba en la casa?

(Sombrero, 20)

(435) Mentor en cavilaciones de sol, pudo esgrimir orgullosas sinrazones de fanal; (Campazas, 2)

(436) Añádase a lo dicho la uniformidad de idioma, religión y costumbres (Teatro, Amor §2)

(437) este espíritu de pasión nacional que reina casi en todas las historias (Teatro, Amor §5)

(438) ¿No sabes que el primer escalón de locura es creerse ser sciente?

(Celestina, 2)

(439) se admiraba […] no porque me había conocido, sino de ver al extremo de bajeza que me había puesto por tener amor.

(Desengaños)

(440) pero quiero que sepas que, quando ay mucha distancia del que ruega al rogado o por grauedad de obediencia o por señorío de estado o esquiuidad de género, como entre ésta mi señora e mí, es necessario intercessor o medianero (Celestina, 2)

Al lado de los matices posesivos, se hacen sentir una vez más algunas características curiosas en los ejemplos. Los sustantivos núcleo escalón, y extremo (ejemplos (437) y (438)) traen consigo una idea partitiva, en el sentido de que se refieren a cosas que inherentemente forman parte de otras cosas;

esto, en su lugar, implica que las características específicas del núcleo inducen una concepción del complemento en términos semejantes a la entidad a la que el núcleo pertenece prototípicamente. Es decir, en el ejemplo (438), el uso del sustantivo escalón en combinación con el sustantivo locura nos lleva a conceptualizar la locura de manera que comparta determinadas características con las escaleras80. En este caso concreto, un rasgo propio de las escaleras que, probablemente, adquiere particular relevancia es la idea de jerarquía, que deriva de los distintos niveles que representan los escalones: es decir, uno puede estar más o menos loco según la posición en la escala vertical de la escalera. En (434), el sustantivo aparato, por su parte, conlleva la idea de uso, aunque debido al contexto figurado tal interpretación nunca llega a realizarse.

El tercer grupo contiene unos pocos ejemplos que, sin embargo, constituyen una construcción claramente distinguible al mismo tiempo que comparte varios rasgos tanto semánticos como sintácticos con los representantes de los otros tipos. Así pues, en los ejemplos (441) a (443), igual que en los anteriores y los siguientes, los sustantivos del complemento aparecen en forma indeterminada, y modifican a núcleos también sin determinar, restringiendo la interpretación de los núcleos de manera muy específica. No obstante, las características de los complementos, que se refieren a ciertas actividades, combinadas con los núcleos, que hacen referencia a seres humanos, hacen que la interpretación sea que éstos están involucrados en aquellas. Esquemáticamente, se trata de casos obvios del punto de referencia: la merienda, el servicio y las actividades de la cámara funcionan como la pista que revela al lector cómo debe interpretarse específicamente el núcleo. De ahí el rótulo esquemático de estos ejemplos.

Punto de referencia

(441) Hora y media después todos los ilustres compañeros de merienda estaban de vuelta en la ciudad. (Sombrero, 13) (442) Era, en efecto, una gloriosa cabellera la de aquella criada de

servicio, (Niebla, X)

80 Véase Santos Domínguez & Espinosa Elorza (1996: 54 ss) para un discusión pormenorizada de la importancia de la dimensión vertical para la descripción de fenómenos abstractos.

(443) del lucero vespertino, que es ayuda de cámara del Sol cuando se acuesta (Campazas, 5)

Por último aparecen dos subtipos de ejemplos que tienen mucho en común, tanto con los ejemplos que ya hemos visto como entre sí. A nuestro modo de ver, la principal diferencia entre los llamados pseudo-compuestos (ejemplos (444) a (459)) y los compuestos propiamente dicho (ejemplos (460) a (477)) está en que los primeros no constituyen una unidad lexicalizada, mientras que los segundos sí (cf. Bustos Gisbert (1986: 72) que habla de compuestos sintagmáticos). Para distinguir entre uno y otro tipo hemos recurrido principalmente a las entradas del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, pero pueden identificarse otras diferencias, cuyo carácter, sin embargo, varía de un caso a otro.

Pseudo-compuestos

(444) Tienela Auegaluon, myo amigo es de paz: (Cid) (445) non canta la eglesia canto de alegría (Milagros) (446) la gent de judaísmo, sorda e cegajosa (Milagros) (447) mester era más fecho de cavallería (Zifar)

(448) Así cuando Sant Pablo sus cartas envïaba, las saludes de paz primero ementaba; (Rimado, Fechos de Palacio)

(449) Achaques de pecar, ¡por Dios!, nunca busquemos, ca mal pecado asaz conusco nos traemos; (Rimado, Sentidos)

(450) hechos viles, torpes, horribles de lujuria (Corbacho, 1) (451) las riendas de amor (Corbacho, 9)

(452) mantillo de niño (Celestina, 1)

(453) El asunto es delicado... Necesito reflexionar. Tengo tiempo de sobra para todo... (Sombrero, 20)

(454) Don Trinidad pasó por momentos duros, de graves crisis de ánimo (Colmena, 1)

(455) Y no es, en el fondo, más que una ecuación de segundo grado (Niebla, V)

(456) dar manotadas al aire, gritar, hacer locuras de circo, olvidarse de que existía. (Niebla, VIII)

(457) La encontraron unos vecinos de una casa de apartamentos. (24, Conserje)

(458) Ella marcó un paso de baile. -Bah, no puede hablarse contigo de nada (24, Niña)

(459) subida en una bala de cañón. (24, Niño)

Un rasgo frecuente si no general de los pseudo-compuestos reside en que su significado no está del todo fijado. Así, canto de alegría (ejemplo (445)), por ejemplo, presenta dos interpretaciones posibles: por un lado, la alegría expresa la causa o el motivo del canto; por otro, también indica el tipo de canto de que se trata así como la cualidad de ella. Además, como unidades menos fijadas, los pseudo-compuestos admiten la intercalación de elementos entre núcleo y complemento, cosa poco frecuente entre los compuestos propiamente dichos. Como caracterización general tal vez podamos comentar también que en los pseudo-compuestos todavía es más palpable la motivación original de la combinación de los dos elementos: ya vimos el caso del ejemplo

(445), y algo parecido ocurre en el ejemplo (459), donde la bala tanto procede del cañón como es una bala que se usa en los cañones, es decir, un tipo de bala específico. Vistos desde esta perspectiva, los pseudo-compuestos supondrían un estadio anterior en el proceso de lexicalización: algunos ejemplos tal vez algún día alcancen el valor de compuestos, otros no. En este sentido cronológico es curioso, aunque no pretendemos adscribirle un valor teórico, que los ejemplos de los compuestos puros provengan en su gran mayoría de los últimos dos o tres siglos, mientras que los pseudo-compuestos están repartidos a lo largo de todo el corpus81.

Compuestos

(460) cuál era el mejor cavallero d‟armas (Lucanor, XV)

(461) dende en adelante no dormía tan a sueño suelto, que cualquier gusano de madera que de noche sonase, pensaba ser la culebra que le roía el arca (Lazarillo, 2)

(462) Un mozo de mulas de los que allí venían (Quijote, IV)

(463) espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento (Quijote, VIII)

(464) determinó abreviar y darle la negra orden de caballería luego (Quijote, III)

(465) los votos del consejo de guerra nacen en gran parte del genio de los que votan (Teatro, Astrología §2)

(466) se contentaron con levantar en aquel sitio como hasta unas treinta chozas […] con sus cobertizos, o techumbres de paja a modo de cucuruchos, que hacen un punto de vista el más delicioso del mundo (Campazas, 1)

(467) ni aunque vinieran en silla de manos; (Campazas, 8) (468) pocos días de haberle escrito, cata el coche de colleras y el

mayoral Gasparet con sus medias (Niñas, I)

(469) el intendente, en cuya casa de campo nos apeamos (Niñas, III) (470) que tenía lo que se llama don de gentes, y que obsequiaba a los

señorones (Sombrero, 3)

(471) ¡Yo entraré delante! -exclamó el alcalde de monterilla-. ¡Para algo soy la autoridad! (Sombrero, 27)

(472) Había ya elegido también el tipo de imprenta (un tipo sencillo, claro, clásico; (Colmena, 1)

(473) pasar la vida desde debajo de la escalera de caracol que sube a los billares: (Colmena, 1)

(474) Sí, tocará el piano, porque es profesora de piano. (Niebla, IV) (475) donde ya Víctor le esperaba para echar la cotidiana partida de

ajedrez. (Niebla, II)

(476) Sí, hace una noche de perros. El mejor día me quedo pasmadita igual (Colmena, 2)

(477) Los vehículos vomitaban gases por los tubos de escape; (24, Él)

Retomando la perspectiva histórica, como constatamos al inicio de este apartado, parece que los ejemplos de esta categoría representan un caso obvio

81 Hay que tener en cuenta también que desde la perspectiva de la lengua actual no está del todo claro qué expresiones podían considerarse compuestos en la EM, motivo por el cual el análisis de las expresiones correspondientes a la Edad Media es, por necesidad, provisorio.

de construcción adnominal que experimenta un auge con los años. Este auge se nota más en la alta frecuencia de los compuestos sintagmáticos (N + de + N) en los últimos siglos, pero la tendencia se refleja también en los ejemplos incluidos en este apartado, en los que hemos intentado que el número de ejemplos presentados corresponda a su relativa frecuencia en las diferentes obras. En los complementos de cosa el aumento es menor, aunque parece significativo, mientras que en los complementos de persona no parece haber un aumento significativo de ejemplos, como revelan los datos recogidos en la Tabla 8. Aquí se nota el ya mencionado predominio de los complementos de cualidad que se refieren a personas, especialmente en la época medieval, mientras que los complementos de clase/tipo parecen ser los que más claramente son responsables del auge experimentado a partir del siglo XIX.

Cualidades de

personas Cualidades

de cosas Clase o tipo Total n

siglo XIII 49 % 27 % 24 % 100 % 67

siglo XIV 58 % 25 % 17 % 100 % 101

siglo XV 32 % 25 % 43 % 100 % 68

siglo XVI 54 % 30 % 16 % 100 % 37

siglo XVII 35 % 24 % 42 % 100 % 72

siglo XVIII 44 % 16 % 41 % 100 % 101

siglo XIX 38 % 21 % 41 % 100 % 157

siglo XX 24 % 23 % 53 % 100 % 238

Promedio 38 % 23 % 39 % 100 % 841

Total 321 192 328 841

Tabla 8. Números promedios de ejemplos de los diferentes tipos de complementos de cualidad y clase.

2.1.8. Uso

Desde el punto de vista de la morfosintaxis, muchos de los ejemplos que presentaremos a continuación corresponden a los complementos de cualidad/clase, mientras que en términos de semántica pueden relacionarse fácilmente con la idea de punto de referencia. Este último modelo de descripción, sin embargo, es tan esquemático y general que se ajusta a la descripción de prácticamente todo el abanico de los usos adnominales de la preposición de, por lo cual solo recurriremos a él en aquellos casos que no se prestan fácilmente a una caracterización más descriptiva. En el caso que tenemos a mano, tal caracterización es posible, pues las relaciones de este apartado presentan unas características semánticas muy propias y, pese a que el número de ejemplos es bastante reducido, solo 77, constituyen un buen indicio de la variedad de relaciones en la que figura la preposición de.

Según las características semánticas del sustantivo núcleo, los ejemplos de esta categoría se dividen fácilmente en dos grupos. Así pues, cuando este se refiere a un lugar geográfico o un determinado espacio, la relación fácilmente deja interpretarse como de uso (ejemplo (478)); en cambio, cuando el núcleo denota un objeto concreto, este fácilmente deja interpretarse como instrumento, de ahí la noción de uso instrumental (ejemplo (479)).

A) Uso

(478) vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías (Quijote, I)

B) Uso instrumental

(479) suspiró hondamente; sacó los avíos de fumar; picó y lió un cigarro de tabaco (Sombrero, 19)

Esta distinción es, al menos en parte, artificial, pues la interpretación de uso es obvia en ambos casos. Tampoco hay que olvidar que, aunque formalmente la relación entre núcleo y complemento es una de modificación, igual que en los apartados anteriores, la semántica de las construcciones en conjunto es tal que la interpretación se acerca a una de finalidad. Es decir, la idea de finalidad está implícita en todas las relaciones de uso, lo cual queda claro por el hecho de que en muchas de las expresiones con de, actualmente, se preferiría otra preposición, para, cuyo valor final nadie pone en cuestión82. A) Uso

Entre los ejemplos de uso, que son el grupo más numeroso de esta categoría, aparecen dos tipos diferentes, según el complemento sea un infinitivo o un sustantivo. Son claramente minoritarios los ejemplos con el infinitivo, pero dado el carácter inherentemente final de los infinitivos

—expresan la acción verbal a punto de realizarse (cf. Haspelmath 1989)—, en estos pocos ejemplos el valor final aparece con toda claridad. Es, además, interesante notar que tres de los cuatro núcleos de los ejemplos (480) a (483), corresponden a seres animados, mientras que el cuarto, escuela, se refiere a una institución típicamente humana.

(480) Non abria fijas de casar, respuso el Campeador: (Cid)

(481) ca era menester, un clérigo escuela de cantar e leer; (Milagros) (482) la mula, que, por ser de las malas de alquiler, no había que fiar en

ella (Quijote, VIII)

(483) tirando pellizcos en el lomo a las criadas de servir. (Colmena, 2) (484) en logar de vigilia yogó con su amiga. (Milagros)

(485) al otro lado estaba el patio de recreo (24, Niña)

(486) El taller de carpintería estaba siempre lleno de virutas (24, Niño)

82 De hecho, en el estudio de Galán (1992), la finalidad parece relacionarse directamente con esta preposición, lo cual motiva que se examinen como finales varias estructuras cuyo carácter final es cuestionado por otros investigadores (cf. Sánchez Jiménez 1999: 41).

(487) ¿No se acuerda usted ya de aquel día de asueto que tuvimos el año pasado…? (Niñas, I)

(488) Es mucho aquello. ¡Qué ropa blanca! ¡Qué batería de cocina!

(Niñas, II)

(489) e baxa acá el bote del azeyte serpentino (Celestina, 3)

(490) hacia qué parte estaba el aposento de sus libros. (Quijote, VII) (491) como hallasen las llaves de los escritorios sobre la cama

(Desengaños)

(492) Agachóse, pues, y miró por el ojo de la llave, temblando de incertidumbre y de zozobra. (Sombrero, 20)

(493) Rosa pone la dulce voz, la persuasiva voz de los consejos.

(Colmena, 1)

Los ejemplos (484) a (493), por su parte, tienen como complemento un sustantivo, y en ellos se materializan varios aspectos diferentes de la relación de uso. Los ejemplos (484) a (486), por ejemplo, se caracterizan por tener como núcleo sustantivos de lugar, por lo que aquí lo que se indica es el tipo de actividades, vigilia, recreo y carpintería, respectivamente, para la realización de las cuales pueden usarse dichos lugares. Un poco diferentes, pero aun así claramente finales son los dos ejemplos siguientes: en (487), el día puede dedicarse a determinada actividad, mientras que la batería del (488) está para usarse en la cocina.

Los ejemplos (489) a (493) son formalmente distintos de los anteriores, puesto que aquí el elemento regido por de aparece en forma determinada, lo cual significa que, al lado de la relación de uso asoma una idea de posesión relativamente típica. Sin embargo, pese a esta ambigüedad semántica, la relación de uso nos parece bastante evidente. Por ejemplo, en (489) y (490) aparecen como núcleos sustantivos que se refieren a otro tipo de lugar, a saber, algún tipo de contenedores, cuya función se especifica en el complemento: en (489) el bote es para guardar el azeyte serpentino, mientras que el aposento del (490) es para tener los libros. Sin embargo, a contrario de lo que ocurre con los complementos indeterminados, en estos ejemplos es posible una paráfrasis con el verbo tener (los libros tienen su aposento y el aceite tiene su bote). Una relación parecida, es decir, que expresa el lugar de uso, la encontramos en (491), y, aunque expresada al revés, asimismo en (492) se indica el lugar, ojo, donde se usará la llave. Finalmente, resulta de particular interés el ejemplo (493), puesto que para llegar a la interpretación de uso, que consideramos la más pertinente en este caso, es necesario tener en cuenta varios factores contextuales. Se trata, claro está, de un determinado tipo de voz, el tipo de voz que se utiliza cuando se dan consejos (complemento de cualidad). Sin embargo, la interpretación final nace, pues, de la inferencia de que Rosa pone aquel tipo de voz, puesto que es el que tiene que usar para dar un consejo de la manera más persuasiva posible.

Un subgrupo del anterior podría describirse como relaciones de usuario, puesto que el sustantivo del complemento designa la entidad que

recibirá el beneficio del uso del sustantivo del núcleo. Esta idea es obvia cuando el complemento es un ser animado; así, en (494) las lorigas habrían estado para que las usasen los cavallos. De manera paralela, aunque en un plano algo diferente, las aguas del ejemplo (495) se destinan para usarse en el rostro y en (496) el paño es para las manos.

Usuario

(494) non avía lorigas de cavallo (Zifar)

(495) luzentores, clarimientes, alualinos e otras aguas de rostro, de rasuras de gamones, de cortezas de spantalobos, de (Celestina, 1) (496) lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos, se hacía

servir de la halda del sayo (Lazarillo, 3)