• Ei tuloksia

3.1 una crónica familiar en tiempos de guerra y dictadura Dientes de leche (2008) de Ignacio Martínez de Pisón es una crónica familiar que cubre cincuenta años de vida española a través de la historia de la fami-lia Cameroni-Asín. El relato comienza en la guerra civil cuando el itafami-liano Raffaele Cameroni llega a España para luchar junto a las tropas de Franco como voluntario mussoliniano. Raffaele se enamora de una enfermera espa-ñola de familia republicana, Isabel Asín, y abandona a su familia italiana para quedarse en España. Raffaele e Isabel se casan y tienen tres hijos y, más ade-lante, un nieto. La novela sigue el curso de la vida de los Cameroni durante los años de la dictadura y la Transición hasta mediados de los años ochenta.

Aunque el relato se centra sobre todo en las vicisitudes de la vida familiar y los acontecimientos históricos quedan en un segundo plano, Dientes de leche sin embargo indaga en las maneras en que lo político —la herencia de la guerra civil y el autoritarismo— penetra en la cotidianidad y afecta a la esfera de lo privado.

Pese a la temática de la obra, la narración mantiene siempre un tono dis-tendido, no exento de ironía, lo que hace de la obra una lectura ligera y agra-dable. Aunque Dientes de leche aborda algunos temas que han recibido poca atención en las novelas actuales sobre el pasado reciente —por ejemplo, la participación italiana en la guerra civil— la novela resulta sin embargo poco novedosa desde el punto de vista formal. Como indica Santos Alonso (2008), el autor sigue “al pie de la letra las formas del realismo tradicional” y, además, evita “cualquier complejidad” que podría obligar “al lector a implicarse en la interpretación del texto”. Aunque la falta de innovación formal pueda dis-minuir el valor literario de la obra, la estructura tradicional y sencilla facilita la lectura.70 Por un lado, la accesibilidad de la forma (unida a una temática tan popular como el de la guerra civil) puede ser una estrategia consciente

70 Santos Alonso considera que la novela forma parte de “una tendencia, asentada ya hace tiempo en la narrativa española, cuyo objetivo no es otro que el de engrosar el número de lectores que sólo buscan en la literatura el entretenimiento y la comodidad lectora me-diante una fórmula tan simple como contar una historia atractiva y actual con una escritura correcta y una estructura transparente” (Alonso 2008).

para potenciar las ventas de la obra, pero por otro lado también es un factor que aumenta las posibilidades de que el libro influya de modo efectivo en la imagen colectiva sobre el pasado.

3.2 la organización del relato

Dientes de leche se divide en cuatro secciones: un prólogo, dos partes y un epílogo. En el prólogo, situado en un presente sin fecha, Juan, el nieto ya adulto de Raffaele, contempla fotos de su infancia (sacados en los años se-tenta y principios de los años ochenta) y evoca los cambios en su relación con el abuelo fascista.

La primera parte del libro da un salto hacia atrás y narra los aconteci-mientos familiares desde 1937 hasta 1964 respetando, a grandes rasgos, el orden cronológico de los hechos. Los cinco capítulos que comprende esta parte se centran en la relación entre Raffaele e Isabel, que va empeorando con el paso de los años, y abarcan también la infancia y la adolescencia de sus tres hijos, Rafael, Alberto y Paquito. Esta parte acaba en 1964, año en que muere Isabel y en que Rafael descubre la existencia de la familia italiana de su padre. Los cuatro capítulos de la segunda parte, que cubre los años de 1966 a 1983, se centran a su vez en la vida de la generación de los hijos y enfocan especialmente la relación conflictiva entre los dos hijos mayores y su padre.

El epílogo se sitúa en el año 1987 y muestra, otra vez desde el punto de vista de Juan, como la vida familiar de los Cameroni ha recobrado un equilibrio tras la resolución de los conflictos relatados en la segunda parte del libro.

Por último, el libro contiene también una breve nota del autor, en la que este menciona algunas fuentes escritas y orales que utilizó para escribir la novela.71

71 El autor menciona al historiador Dimas Vaquero Peláez, que le informó sobre el Sacrario Militare Italiano; el libro autobiográfico de Fernando Pérez de Sevilla sobre los italianos en España; el libro de Xavier Moreno Juliá sobre la División Azul; y a Féliz Romeo, que le permitió utilizar un recuerdo de familia (Martínez de Pisón 2008: 381).

3.3 el narrador, la focalización y los personajes Dientes de leche tiene un narrador externo que, como indica Santos Alonso (Alonso 2008), domina todo el universo narrativo a la manera de un narra-dor típico del realismo tradicional. Este narranarra-dor brinda al lector un amplio acceso a la intimidad de los protagonistas por medio de la focalización inter-na y el uso del discurso indirecto libre. Casi todos los miembros de la familia Cameroni, que representan en total a cuatro generaciones, ejercen de foca-lizadores en la obra. Modesto, el padre de Isabel, focaliza ocasionalmente en los dos primeros capítulos de la novela, pero los principales focalizadores de la primera parte son Raffaele e Isabel. Sus hijos Rafael y Alberto, nacidos en los años cuarenta, protagonizan a su vez la segunda parte de la novela, en la que también focaliza Elisa, la mujer del último. El tercer hijo de Raffaele e Isabel, Paquito, nace deficiente y no ejerce de focalizador, aunque es una figura central en la novela.72 Juan, el hijo de Alberto y Elisa, nacido en 1968, representa en la novela a la generación de los nietos de la guerra y su punto de vista domina en el prólogo y en el epílogo enmarcando así el resto del re-lato. Aparte de focalizar, cada uno de los miembros de la familia es también objeto de focalización de los demás familiares, por lo que el lector llega a saber no solo lo que los protagonistas piensan y sienten, sino también cómo los demás perciben e interpretan su comportamiento. Este procedimiento permite al lector formar una imagen polifacética de los protagonistas y cap-tar la dinámica familiar de los Cameroni-Asín en sus matices.

En cambio, la familia italiana de Raffaele tiene poca presencia en la no-vela, aunque resulta importante para el desarrollo de la trama. Una vez en España, Raffaele borra a su mujer e hija italianas de su memoria casi por completo, y Rafael, que descubre su existencia en 1964, tampoco revela el secreto al resto de la familia en mucho tiempo. En la segunda parte del libro, Giulia y Margherita adquieren sin embargo un rol sorprendente, dado que Rafael las utiliza como medio de venganza particular contra su padre,

72 En una entrevista, el autor comenta la ausencia del punto de vista de siguiente modo: “[…]

en Dientes de leche se oculta una versión, casi diría una parodia de El Rey Lear. Raffaele acaba siendo abandonado por sus dos hijos mayores, y el único que al final saldrá a su defensa será Paquito, el hijo retrasado. Paquito es la Cordelia de Raffaele” (Romeo 2008).

haciendo que las italianas aparezcan en España en medio del homenaje anual a los italianos caídos en la guerra civil. Las mujeres vuelven rápidamente a Italia sin que se sepa nada más de ellas, pero su visita desata un cataclismo fa-miliar: los hijos de Raffaele se enemistan con su padre y, como consecuencia, este experimenta un cambio radical y empieza a arrepentirse de los errores que ha cometido. Con el ánimo de reparar sus faltas, Raffaele decide volver a Italia y hacerse cargo de su primera familia. Aparte de parecer bastante inverosímil, esta conversión repentina al final de la novela suscita preguntas acerca de la respuesta de Giulia y Margherita: ¿Cómo acogen al marido y padre que los abandonó hace más de cuarenta y cinco años? ¿Qué piensan cuando este de repente decide volver para calmar la voz de su consciencia?

Sin embargo, estas preguntas quedan sin respuesta debido a la ausencia de focalización interna en el caso de las italianas. Su mundo interior queda fue-ra del alcance del lector y, por tanto, la función de Giulia y Margherita en la novela resulta puramente instrumental.

El narrador muestra siempre una actitud afectuosa, aunque en ocasiones irónica, hacia los protagonistas. Se interesa sobre todo por lo emocional e indaga en las relaciones personales y los sentimientos de los protagonistas73 con tal exhaustividad que, en ocasiones, sus explicaciones resultan redun-dantes y privan al lector del placer de atar cabos por sí mismo.74 No obstante, el narrador no se explaya de la misma manera al referirse a las cuestiones políticas o históricas, sino que parece confiar más en el criterio y los co-nocimientos históricos del lector que en su habilidad para interpretar el comportamiento de los personajes. A la hora de retratar la postura política e ideológica de los protagonistas, el narrador no juzga a nadie ni hace hincapié

73 “[E]scribo una literatura en la que trabajo con los sentimientos, cosa que hoy está muy desprestigiada”, declara Martínez de Pisón en una entrevista y opina que “los novelistas actuales tienden a intelectualizar demasiado” (Martí Gómez 2008). El autor aclara que sus novelas son “choques de sentimientos […] En definitiva, lo que busco es que las situaciones expongan a los personajes a choques de sentimientos” (Martí Gómez 08/06/2008).

74 Con las redundancias me refiero a pasajes como el que, en el tercer capítulo de la primera parte, trata de la fijación de Isabel por los dientes de leche de sus hijos. El pasaje en cues-tión ocupa unas diez páginas a lo largo de los cuales se repite una misma idea una y otra vez variando solo lígeramente la forma de expresarla.

en su propia postura, sino que se burla afecuosamente tanto de las convic-ciones fascistas de Raffaele como de las ideas vagamente antifranquistas de Rafael.75

Aunque el narrador toma distancia de las opiniones políticas y las creen-cias ideológicas de los personajes, la elección de los personajes focalizadores sin embargo afecta a la visión que la novela proporciona del pasado. En prin-cipio, Dientes de leche tiene múltiples focalizadores, que además representan a varias generaciones, orientaciones políticas y formas de ser y pensar; esta diversidad permite que la novela indague en diferentes formas de recordar, interpretar y valorar los hechos del pasado y del presente, como argumen-taré en el siguiente apartado. No obstante, todos los focalizadores tienen un factor en común que irremediablemente influye en su punto de vista: a pesar de los orígenes de Isabel y las opiniones políticas de Rafael, los Cameroni como familia pertenecen a los vencedores de la guerra, dado que se benefi-cian de la dictadura tanto económica como socialmente gracias a la posición de Raffaele. Por consiguiente, el hecho de limitar la focalización únicamente a los miembros de esta familia significa que la experiencia de los vencidos y los represaliados por la dictadura queda excluidos del relato, salvo un breve episodio sobre la detención de Modesto en el primer capítulo.

3.4 el pasado como una carga emocional intergeneracional Aunque Dientes de leche indaga en la herencia de la guerra civil, los

aconteci-mientos históricos no ocupan un lugar eminente en la narración. En general, los cambios históricos y políticos simplemente sirven de trasfondo para la trama familiar y son discutidos solo en la medida en la que afectan a la vida privada de los protagonistas. Además, los acontecimientos suelen relatarse desde el punto de vista subjetivo de los personajes que, en lugar de pro-porcionar datos concretos o reflexionar sobre las causas y las consecuencias,

75 El autor dice al respecto: “[…] todos [los personajes] tienen el mismo derecho a la piedad.

Como novelista, me siento obligado a buscar explicación a todo tipo de comportamientos, incluidos los más abominables. A estos últimos no les busco justificación, pero creo que tampoco les puedo negar el derecho a que alguien trate de explicarlos, a que alguien inten-te averiguar por qué han acabado haciendo esas cosas abominables. Eninten-tender, por ejemplo, a un fascista como el de Dientes de leche o a un chivato como el de El día de mañana no impli-ca comprenderlo ni mucho menos exculparlo” (Valc 2013: 159–160)

más bien repiten lugares comunes e ideas preconcebidas. Por ejemplo, la novela retrata la guerra civil casi exclusivamente desde el punto de vista de Raffaele, esto es, de un voluntario extranjero políticamente poco consciente, pero deslumbrado por la retórica fascista. Debido a este punto de vista, el contexto político de la guerra queda excluido del relato y, en ocasiones, la contienda llega a parecer un sinsentido. Además, la perspectiva de Raffaele contribuye a reforzar un viejo tópico de la guerra, el cainismo, dado que el italiano repite en varias ocasiones la extrema crueldad de los españoles que, en su opinión, se matan “con un ensañamiento del que sólo ellos parec[e]n capaces” (Martínez de Pisón 2008: 44).76 Por consiguiente, el tono didáctico o divulgador, que caracteriza a muchas otras novelas actuales sobre el pasado reciente español, está ausente en Dientes de leche y parece evidente que el ob-jetivo de las referencias al contexto histórico no es tanto informar al lector como ambientar la acción y dar consistencia a los personajes, como señala el propio autor en una entrevista (Romeo 2008).77 En lugar de indagar en los hechos políticos e históricos, Dientes de leche enfoca más bien las conse-cuencias emocionales de la guerra civil y el franquismo, que repercuten en las siguientes generaciones.

El personaje central de la novela es Raffaele Cameroni, dado que los demás personajes se definen principalmente en función de su relación con él. Raffaele llega a España en 1937 como voluntario para luchar contra la República. En principio, su motivo no es ideológico, pero una vez en España,

76 El cainismo, la supuesta incapacidad de los españoles de convivir pacíficamente y de respe-tar al adversario ideológico, es un mito persistente que Franco utilizó para dar legitimidad a la dictadura. Como indican Paloma Aguilar Fernández (2008: 319–320) y Javier Rodrigo (2006: 19), entre otros, en la Transición este mito acentuó el miedo a una nueva guerra civil, lo que a su vez contribuyó al carácter consensual de la Transición. Más adelante en la novela, el personaje de tía Milagros expresa otro tópico sobre la guerra —“¡[Q]ué malas son las guerras!, ¡en los dos lados se hicieron barbaridades!” (Martínez de Pisón 2008:

300)—, prevaleciente a partir de los años sesenta, que equipara las atrocidades cometidas por el bando sublevado con las que se cometieron en el lado republicano.

77 Aunque, en general, la ambientación está lograda, la novela contiene una escena que llama la atención por su inverosimilitud. En el primer capítulo de la segunda parte, hay un pasaje situado en el año 1966 en el que el joven Alberto se acerca a Elisa, a la que en ese momento apenas conoce, y le pide un favor: después de explicarle a la chica, que tiene diecisiete años, que su hermano deficiente se masturba todas las noches, Alberto le suplica a ella que lo acompañe para llevar a Paquito a un burdel.

abraza el fascismo y mantiene sus convicciones hasta después de la muerte de Franco. Sin embargo, la novela no plantea el fascismo principalmente como un sistema de ideas, sino más bien como una forma de vida. El autor mismo indica que, en Dientes de leche, se propuso

[…] hablar de lo difícil que es convivir con el autoritarismo.

Cuando alguien abraza una ideología autoritaria como el fascis-mo, es imposible que esto quede en el plano de las ideas y no llegue a los pequeños detalles de la vida cotidiana. La gente se comporta del mismo modo en las cosas grandes que en las pe-queñas, y un fascista es fascista cuando defiende su bandera en el campo de batalla pero también cuando se acuesta con su mujer, educa a sus hijos o da instrucciones a un taxista… (Romeo 2008) De acuerdo con la idea del autor, el comportamiento de Raffaele se hace cada vez más autoritario y causa conflictos tanto en su matrimonio como en su relación con los hijos. De este modo, la novela proyecta fenómenos de carácter público y político sobre la esfera privada y, hasta cierto punto, re-presenta el sistema dictatorial a través de la vida familiar de los Cameroni.78

A diferencia de su marido, Isabel es hija de una familia de izquierdas: su hermano Modesto, fue fusilado por los falangistas por pertenecer a la cnt y su padre, un partidario de Azaña también llamado Modesto, es detenido durante la guerra civil, pero Raffaele —en aquel entonces, un pretendiente algo irritante de Isabel— utiliza sus conexiones para liberarlo. El matri-mionio con el italiano libra a la propia Isabel de las represalias y supone para ella un ascenso social y económico, pero sin embargo el pasado seguirá atormentándola durante décadas en forma de una terrible sensación de “ser la víctima y al mismo tiempo […] culpable. Culpable de no ser lo suficiente fascista, culpable de tener familiares que no eran lo suficientemente

fascis-78 En una entrevista, el autor explica cómo en la España franquista el autoritarismo no se limitó al sistema político, sino que llegó a afectar a muchas esferas de la vida: “El autorita-rismo […] condiciona gravemente las relaciones humanas. […] Aquí, durante cuarenta años, el autoritarismo lo ejercía el régimen franquista, pero no sólo él: cualquiera que tuviera algún subordinado a su cargo tendía a reproducir los mismos esquemas de comportamiento que las autoridades. Las dictaduras están llenas de dictadores de diferentes tamaños” (López 3/2008).

tas…” (Martínez de Pisón 2008: 68), que su marido explota hábilmente.

Sin embargo, en el curso de los años, Isabel deja de ser una joven insegura que se apoya en su marido para convertirse en una mujer madura y valiente, que ya no se deja manipular. Por tanto, cuando Raffaele, en 1962, intenta intimidar a su mujer una vez más recurriendo a la historia familiar de esta, Isabel se siente más frustrada que asustada “¿Hasta cuándo tendría que seguir avergonzándose de pertenecer a los vencidos? ¿Y cuántos años más tendrían que pasar para que prescribiera su delito, un delito que ni siquiera había cometido?” (Martínez de Pisón 2008: 163), se pregunta— y decide abando-nar a su marido, algo insólito y muy mal visto en la España de Franco.

Isabel se separa de su marido y consigue así reconquistar su independen-cia, pero la figura autoritaria de Raffaele marca de modo más profundo y permanente a los hijos mayores de la pareja, de los que cada uno sin embar-go adopta una actitud muy diferente tanto hacia su padre como hacia la his-toria familiar de su madre. De adolescente, Rafael, el primogénito, alardea de sus orígenes italianos y coquetea con el fascismo. No obstante, su actitud cambia por completo cuando, durante un viaje a Italia, se encuentra con Giulia y Margherita, la esposa e hija abandonadas por su padre, que creen que Raffaele murió en la guerra. A partir de ese momento, Rafael corta toda relación con su padre, renuncia a las ideas fascistas y se interesa por la familia

Isabel se separa de su marido y consigue así reconquistar su independen-cia, pero la figura autoritaria de Raffaele marca de modo más profundo y permanente a los hijos mayores de la pareja, de los que cada uno sin embar-go adopta una actitud muy diferente tanto hacia su padre como hacia la his-toria familiar de su madre. De adolescente, Rafael, el primogénito, alardea de sus orígenes italianos y coquetea con el fascismo. No obstante, su actitud cambia por completo cuando, durante un viaje a Italia, se encuentra con Giulia y Margherita, la esposa e hija abandonadas por su padre, que creen que Raffaele murió en la guerra. A partir de ese momento, Rafael corta toda relación con su padre, renuncia a las ideas fascistas y se interesa por la familia