• Ei tuloksia

4.1 una historia en cartas

Cartas desde la ausencia es una novela epistolar que narra la historia de una familia rota por la guerra civil a través de dos monólogos y cartas cruzadas entre parientes, amigos y, en ocasiones, autoridades. El relato comienza en la guerra civil y sigue la vida de la familia de Jaume Martí y Carmen Aguirre hasta el año 2006, cubriendo así tres generaciones.

Mediante la trayectoria de dos idealistas, Jaume y su hijo Andreu, evacua-do a la Unión Soviética durante la guerra, la novela sitúa la historia reciente de España en un contexto transnacional y proporciona una visión de la his-toria del comunismo en tres momentos y lugares centrales: la guerra civil española, la urss estalinista y la revolución cubana. Cartas desde la ausencia es una obra emocionante que también ilumina algunos pasajes de la historia reciente y discute temas como la atracción y el poder de las ideologías, así como la responsabilidad individual y colectiva ante las injusticias del pasado.

4.2 cartas y monólogos: una multitud de voces

Cartas desde la ausencia comprende cuatro partes, de las que dos consisten en correspondencia y dos son monólogos interiores. La forma epistolar, al igual que la del monólogo interior, permite reducir al mínimo el papel del narrador y otorgar la voz a los propios personajes. Por tanto, el narrador de la novela solo retiene las funciones de seleccionar el material narrativo y organizar el relato. Minimizada la intervención del narrador, el lector tiene un acceso aparentemente inmediato a la correspondencia de los personajes, así como al discurso interior de dos personajes, Jaume y Andreu. Tanto los monólogos como las cartas hablan de experiencias duras, incluso extremas, en tiempos de guerra, dictadura y revolución, y revelan a menudo un lado íntimo y vulnerable de los personajes, lo que contribuye a crear una fuerte conexión emocional entre el lector y los protagonistas.

Sin embargo, las cartas no proporcionan acceso a la mente de los per-sonajes ni a la realidad de los hechos, por lo que no siempre resultan fide-dignas. En ocasiones, los personajes omiten cosas, embellecen la verdad o directamente mienten en sus cartas por varios motivos, tanto para ahorrar

sufrimiento a sus seres queridos como para cubrirse las espaldas. Tampoco los monólogos son del todo sinceros porque, en lugar de registrar el fluir del pensamiento espontáneo del personaje, son en realidad una especie de

“cartas mentales”, discursos interiores hasta cierto punto elaborados, que un personaje a punto de morirse, incapaz ya de escribir, dirige a una perso-na amada. Aunque ambos monólogos contienen un elemento de confesión, también puede detectarse en ellos el deseo de los personajes de justificarse y de dejar una buena imagen de sí mismos.

La correspondencia está afectada también por la censura. Los personajes toman en cuenta la censura oficial al escribir, por lo que ejercen autocensura y callan sobre ciertos asuntos o utilizan expresiones veladas, circunloquios y eufemismos. Aparte de ocultar referencias a las creencias o actividades políticas no aprobadas por el régimen en poder —el franquista en España y el estalinista en la Unión Soviética—, los personajes hablan de modo en-cubierto también sobre ideas o actividades contrarias a la moral establecida, como las relaciones extramaritales o el aborto en el caso de España. Sin em-bargo, los personajes no siempre utilizan el correo normal, sino que recu-rren a otros medios para hacer llegar cartas de contenido comprometido, lo que les permite expresarse de modo más directo y tratar cuestiones delica-das. A pesar de la autocensura de los remitentes, parte de la correspondecia incluida en la novela ha sido censurada: las cartas de Jaume enviadas desde la cárcel durante la guerra civil y las cartas que Andreu y Víctor envían desde la urss a partir de 1948. No obstante, el lector llega a conocer el contenido total de las últimas porque las partes tachadas por las autoridades aparecen en la novela meramente subrayadas.88

Debido a la ausencia de una voz narradora que interprete las cartas u ofrezca datos adicionales,89 el lector tiene que atar cabos por sí mismo y

88 Una nota de la autora a pie de página aclara que la versión de las cartas incluida en la no-vela se corresponde con el duplicado guardado por el Servicio Exterior de Falange, que interceptaba todas las cartas de los niños de Rusia y las censuraba antes de entregarlas a sus destinatarios (Riverola 2008: 192).

89 No obstante, la novela contiene tres notas de la autora, dos de las cuales (Riverola 2008: 54, 62) aportan información sobre algún personaje histórico y una (Riverola 2008: 192) que se

refiere al procedimiento a que las autoridades españolas sometían las cartas de los menores expatriados.

adquiere, por consiguiente, un papel más activo que en las dos obras anali-zadas anteriormente. Sin embargo, la novela no resulta en absoluto difícil de seguir. Las cartas se completan unas a otras y, en los casos en que propor-cionan datos contradictorios, resulta bastante fácil deducir lo que es cierto y por qué motivo alguien dice lo contrario. Asimismo, los monólogos aportan información complementaria, sobre todo en cuanto a la vida de Andreu y Víctor en la Unión Soviética. El monólogo interior de un Andreu mayor re-sulta una forma más apropiada que la epistolar para narrar ciertos episodios de la vida de los hermanos, ya que al llegar a la urss los niños apenas sabían escribir y, más adelante, Andreu se implicó en actividades políticas que no podía discutir por correspondencia.

En total, Cartas desde la ausencia tiene una decena de personajes centrales, que pertenecen a tres generaciones: la primera la forman Jaume, su esposa Carmen, su hermano Ramon y su amante Elisa, junto con Gloria y Salva-dor, matrimonio amigo de Jaume y Carmen; la segunda incluye a Andreu y Víctor, así como a Beatriz, hija de Gloria y Salvador; Paula, hija de Beatriz y Andreu, representa a su vez a la tercera generación. Aunque muchos de los personajes son militantes comunistas, las voces que confluyen en la obra son de gran variedad. Las cartas de hombres y mujeres, soldados y civiles, mi-litantes y apolíticos, adultos y niños retratan los acontecimientos de modo diferente y enfatizan distintos aspectos de la vida, creando así un amplio panorama de su tiempo. Además, el formato epistolar contribuye a crear una impresión de “historia vivida”: en las cartas, lo político y lo privado se entremezclan de modo natural, ya que los personajes utilizan este medio tanto para expresar sus sentimientos —el afecto, el entusiasmo, la deses-peración, el miedo, la añoranza— como para discutir cuestiones políticas, asuntos prácticos y novedades de amigos y familiares.

4.3 la organización del relato y la temporalidad La primera y la más corta de las cuatro partes de la novela se titula “La im-potencia” y consiste en el monólogo interior de Jaume que, agonizando en el campo de batalla, piensa en lo que querría escribirle a su esposa Carmen. En su carta imaginaria, fechada el 23 de septiembre de 1938, Jaume confiesa su amor y rememora tanto las diferencias como los momentos felices que com-partió con su esposa. También recuerda a su hermano Ramón, a sus hijos y a su amante Elisa, e imagina un futuro que ya no vivirá. Asimismo, piensa en

su militancia política y en sus sueños de un porvenir más digno, ahora rotos.

De esta manera, el monólogo inicial presenta al lector los personajes y los temas centrales de la novela.

La parte siguiente, denominada “El desgarro”, da un salto atrás y cubre los años de la guerra civil y la inmediata posguerra desde el julio de 1936 hasta abril de 1940. Esta parte consiste en la correspondencia entre los per-sonajes separados por la guerra: Jaume se encuentra en el frente y Carmen se va de Barcelona a Bilbao para estar en la casa de sus padres, mientras que Andreu y Víctor parten a la Unión Soviética. Gloria y Ramon permanecen en Barcelona. Entre las cartas personales hay también documentos de ca-rácter oficial o político, que contribuyen a contextualizar los acontecimien-tos históricos. Algunos de ellos son reales,90 mientras que otros mezclan elementos históricos e imaginarios.91 Todas las cartas están fechadas y se presentan en el texto ordenadas por la fecha de envío.

La tercera parte, “La derrota”, comprende el monólogo de Andreu, fe-chado el 19 de marzo de 2006. Andreu está a punto de morirse y, entre co-pas de ron, reco-pasa su trayectoria y hace una especie de examen de conscien-cia mientras piensa en lo que querría contarle a su hija, a la que solo ha visto una vez. El personaje rememora su ya lejana infancia en España, sus años de

90 Por ejemplo, la carta en que el cónsul británico R. C. Stevens informa a Henry Chilton, embajador de su país en España, sobre la destrucción de Guernica y opina que los vascos deberían rendirse (Riverola 2008: 53–55). Asimismo, se reproduce en la novela una circu-lar del Ministerio del Interior de la República que prohíbe a los periódicos toda crítica al gobierno de la urss (Riverola 2008: 78) y se incluye también el último parte de la guerra civil emitido por Franco el 1 de abril de 1939 (Riverola 2008: 98). Estos textos se distin-guen de las cartas ficticias por una tipografía distinta.

La novela incluye también una carta de Ernst Morisovich Gere o “Pedro”, Consejero del psuc, delegado de la Internacional Comunista y responsable de la nkvd en Cataluña durante la guerra civil (Riverola 2008: 61–62). Esta carta está inspirada en un informe real de Gere, también fechada el 22 de mayo de 1937, aunque es más breve y el contenido es más simple.

La nota de la autora a pie de página proporciona información sobre “Pedro” y da a entender que se trata de un documento histórico.

91 “Pedro” hace una segunda aparición en la novela como destinatario de una carta en que Sal-vador denuncia a su antiguo amigo Jaume como “un peligroso activista del poum” (Riverola 2008: 73). Otro ejemplo de la mezcla de lo real y lo ficticio es la carta en que el Ministerio

de Defensa Nacional informa a Carmen de la muerte de Jaume (Riverola 2008: 95).

juventud en la urss y su implicación cada vez más activa en la política del régimen, la vuelta a la España franquista, su participación en la revolución cubana y su posterior desilusión ideológica, que lo ha llenado de amargura.

La cuarta y última parte de Cartas desde la ausencia, titulada “El legado”, contiene correspondencia del periodo comprendido entre el abril de 1940 y marzo de 2006, aunque hay una laguna de 25 años entre 1980 y 2005. En esta parte, aparecen los mismos personajes que en la segunda, pero también se introducen cartas de algunos personajes más: Elisa, la compañera y aman-te de Jaume, toma contacto con Ramon; Beatriz se caraman-tea primero con su novio Ángel, que se convertirá en su marido, y luego con Andreu; y en las últimas páginas del libro hay también correspondencia de Paula. Asimismo, las cartas personales alternan con algunos de carácter político y oficial. Las oficiales están relacionadas con la repatriación de los “niños de Rusia” a me-diados de los años cincuenta. Aparte de las cartas tradicionales, esta parte contiene también telegramas y mensajes de correo electrónico.

La novela abarca en total setenta años, desde el 1936 hasta el 2006, y recorre la vida de tres generaciones cuyas vidas han sido afectadas de alguna forma por la guerra civil. En las partes dos y cuatro, las cartas aparecen ordenadas cronológicamente, aunque el relato es siempre fragmentario de-bido a la propia forma epistolar. En la segunda parte hay en ocasiones lapsos de varios años entre una carta y la otra, pero el texto da, sin embargo, la impresión de contener la correspondencia entera de los personajes entre 1936 y 1940. En cambio, en la cuarta parte parece evidente que las cartas escritas entre 1980 y 2006 han sido excluidas del texto a propósito porque no hay ningún motivo especial para suponer que los personajes hubieran de-jado de escribirse durante ese tiempo.92 Los monólogos interiores de Jaume y Andreu en las partes uno y tres rompen la cronología lineal de las partes epistolares y ofrecen una visión complementaria del pasado. Mientras que las cartas son a menudo breves y están escritas al calor de los hechos, los monólogos son más extensos y tienen un mayor alcance temporal. En ellos,

92 Según la autora, la decisión de no incluir cartas entre los años 1980 y 2005 fue “más emo-cional que reemo-cional” (Korcheck 19/04/2009). Riverola dice que imaginó que “durante esos años […] mis personajes irían tornándose más conformistas, viendo como los sueños iban desmoronándose sin que la historia volviera a regalarles momento de ’efervescencia’ ide-ológica. Son 20 años callados, los 20 años del desplome final del communismo” (Korcheck 19/04/2009).

los personajes ya mayores reflexionan sobre su vida y la época en la que les ha tocado vivir y, de este modo, ofrecen al lector una valoración meditada y posterior de los hechos.

4.4 la guerra civil: complicidades y sueños rotos A diferencia de las dos novelas discutidas anteriormente, Cartas desde la au-sencia enfoca el carácter político e ideológico de la guerra civil y representa el conflicto principalmente desde el punto de vista comunista. Mediante la historia paralela de Jaume y Andreu, padre e hijo que se dedican a la causa comunista en tiempos y lugares diferentes, la novela procura también con-textualizar la contienda española situándola en un marco histórico y geo-gráfico más amplio. Aparte de profundizar en algunas cuestiones históricas concretas, como el desarrollo de la revolución en Barcelona tras el golpe de Estado de 1936 y la trayectoria de “los niños de Rusia”, Cartas desde la ausencia propone también una reflexión sobre el poder de las ideologías y la responsabilidad individual respecto a los crímenes que se cometen en nombre de las ideas.

En Cartas desde la ausencia, la visión de la guerra civil se produce me-diante la confluencia de una multitud de voces. La evolución política del conflicto se traza sobre todo en la correspondencia de Jaume, militante del poum que escribe desde el frente, y su hermano Ramon, políticamente más moderado, que sigue el desarrollo de la situación en Barcelona. En cambio, las cartas cruzadas entre Carmen y Gloria permiten al lector ha-cerse una idea de la vida en la retaguardia y asomarse a la experiencia de los vencidos en la posguerra. Aunque prácticamente todos los personajes se identifican con el lado republicano, la novela consigue sin embargo dar lugar a una visión crítica de este bando gracias a dos factores: por un lado, la selección de acontecimientos, que llama la atención sobre las traiciones y las divisiones internas en el lado republicano93 y, por el otro, la capacidad

93 Hans Lauge Hansen (2012: 90, 91) indica que “la representación de la violencia injustificada e ilegal […] en el territorio republicano” es una de las maneras que se emplean habitual-mente en las novelas recientes para romper con el modelo dicotómico de los años ochenta y noventa que “representaba a los republicanos como los buenos y las víctimas, y a los nacio-nales como malos y brutos”.

analítica y la autorreflexividad de los personajes, que les permite meditar con cierto distanciamiento sobre los errores de su bando, así como sobre su propia actuación.

Al principio de la guerra, Jaume está lleno de entusiasmo, incluso eufó-rico, aunque se marcha al frente contra la voluntad de su mujer, embarazada de siete meses. Decidido a luchar por sus ideales, la justicia y la igualdad social, siente que está “cambiando el curso de la historia” (Riverola 2008:

20) y “contribuyendo a forjar un nuevo mundo” (Riverola 2008: 19). En sus primeras cartas, confía en que la guerra acabará en unas semanas, pero su ánimo sigue firme meses después cuando ya es evidente que la guerra no será tan breve y la vida en campaña ha revelado sus incomodidades.

Mientras, Ramon informa a su hermano de los avances de la revolución en Barcelona: habla del proceso de colectivización, de la expropiación de bienes, de los comedores populares, del libre acceso a los colegios, de los puños en alto y de los monos azules de los milicianos, que llenan la ciudad.

A pesar de los logros de la revolución, Ramon tiene dudas crecientes, por ejemplo, sobre el derecho de arrebatar la propiedad a los pequeños em-presarios que han construido su negocio con trabajo honesto. Más adelante, discute en sus cartas cuestiones como la decisión de la Generalitat de mili-tarizar las milicias —hecho que indigna a Jaume— y la creciente influencia de los soviéticos. En mayo de 1937, Ramon transmite a Jaume la noticia del sangriento enfrentamiento entre los anarquistas, apoyados por el poum, y las fuerzas del Gobierno aliado con el psuc y el pc.

El enfrentamiento entre “los hermanos comunistas” (Riverola 2008: 60) en medio de una guerra contra el fascismo entristece y decepciona a Jaume.

“No, me niego a creerlo” (Riverola 2008: 60), escribe a su hermano. No obstante, la situación se agrava en Barcelona y pone en peligro a Jaume.

Debido a la enemistad con Moscú, los miembros del poum son acusados de ser “agentes del fascismo” (Riverola 2008: 62) y, después de las jornadas de mayo, el partido es ilegalizado y la división de Jaume desmantelada. Él consigue escapar, pero su antiguo amigo Salvador, ahora miembro del psuc, lo denuncia y Jaume es encarcelado. Durante un año, Jaume transita entre la cárcel Modelo, varias checas y un campo de trabajo, en los que es custodia-do y torturacustodia-do salvajemente por sus antiguos compañeros de lucha. No obs-tante, en el agosto de 1938 consigue escapar y vuelve al frente para seguir defendiendo la República hasta que muere en un combate un mes más tarde.

En su última carta a Ramon desde el frente, el optimismo inicial de Jaume ha sido sustituido por la decepción porque ha visto cómo sus compa-ñeros de lucha, una vez en el poder, simplemente reproducen las conductas del enemigo, en lugar de construir un nuevo mundo más justo e igualitario:

[…] Somos demasiado imperfectos, hemos sido concebidos en una sociedad podrida, deudores de siglos de desigualdades, en los que, desde el barro, hemos envidiado al poderoso. Y ahora, ahora que el poder es nuestro, reproducimos los mismos com-portamientos contra los que tanto hemos luchado. Es el poder, tanto sea en un bando como el otro, tanto sea por dinero, por venganza, por autoridad. El poder corrompe a las personas, las envilece. (Riverola 2008: 94)

A pesar de haber sido tratado como un traidor por los suyos, sigue utilizando el pronombre “nosotros”, quizás porque tampoco él mismo ha conseguido estar a la altura de sus propios ideales. En una carta anterior, Jaume cuenta a su hermano cómo llegó a manchar sus ideas de sangre ya antes de la guerra:

en 1935, participó en una acción de gaboc,94 cuyo objetivo fue defender a unos trabajadores que estaban en huelga. Sin embargo, los obreros fueron atacados por dos mercenarios —uno de los cuales fue Salvador, que en ese momento aún era amigo y supuestamente también compañero político de Jaume— y, en el tiroteo consiguiente, Jaume mató a un joven obrero. “[D]

esde que empezó la guerra debo de haber matado a decenas de hombres”

confiesa Jaume a su hermano, “algunos de ellos chavales no mayores que aquel. Pero de ninguna de esas muertes no me he sentido responsible. Sólo de aquella. La que me convirtió, ante mi propia conciencia, en un asesino”

confiesa Jaume a su hermano, “algunos de ellos chavales no mayores que aquel. Pero de ninguna de esas muertes no me he sentido responsible. Sólo de aquella. La que me convirtió, ante mi propia conciencia, en un asesino”